…Sueña que yo te velo…

El viernes 16 de Octubre del 2015 en el salón de Actos de la Casa Góngora presenté un libro de Poemas de mi querida prima –hermana Celia Martín Caballero: “ Mujer Sola”
Amistades y familia pusieron su voz a sentimientos de ella.
Fue una tarde de otoño que siempre permanece en las personas que vivimos ese tiempo y Celia entre nosotros.
Quiero compartir con vosotros parte de aquel día y que conozcáis un poco a un ser humano maravilloso, de una sensibilidad única.
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“ Voy a comenzar leyendo un pasaje del poeta Basilio Sánchez que dice: “Tengo la intuición de que la poesía es un mensaje en la pared de una gruta, una nota a propósito para los que se pierden en la noche, para los que no tienen un lugar como propio” . Estas palabras me llevan recuperar el sentir de Celia. Ahora mismo siento emociones contrastadas…desazón y tristeza porque la
siento cerca y no puedo tocarla y abrazarla, y alegría porque sé que ella también lo está, allá donde su esencia habite, de ver sus poemas poemas leídos y compartidos. Ya nos dijo: “Yo quiero ser cantada, cantada a los cuatro vientos no tirada ni quemada” . Aprendiz de tu mundo, domesticada fui, como el zorro del “Principito”, de nuestras citas casi diarias por teléfono. Me has enseñado a ser cada día mas persona, si camino hacia el olvido de tu ser pierdo parte de mi esencial humanidad. Superviviente de sí misma y del mundo, nos ha dejado sentimientos, pensamientos en escritos, poemas…cuadernos y diarios que fueron desahogo y catarsis…Nos comunica sensibilidad que brilla y llega y duele y ama.
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Celia y yo nos vimos por primera vez siendo niñas, su madre y mi padre son hermanos, aunque fue cuando tenía 18 años y me fui a estudiar a Granada cuando nuestra amistad fue surgiendo. Ella tenía 14 años, ya entonces escribía y leía a grandes poetas. Recuerdo que se sabía de memoria la “Elegía A Ramón Sijé”de Miguel Hernandez, me la recitaba en un viaje que hicimos de Granada a Córdoba, y “El vivo sin vivir en mi” de Teresa de Jesús…
Estudió Magisterio con una predilección especial por la literatura. Los libros la acompañan muchas horas de soledad y búsqueda incesante.

En su poesía y vida hay varios ejes fundamentales:
-La Madre. Referente para su equilibrio emocional. Prototipo de seguridad frente al caos que sentía en su mundo-interior-exterior.
-La Dualidad -Dios, como vida-eros. Deseo de ser trascendida, anhelaba la verdad mas allá de lo evidente, con intensas luchas interiores entre creer y negar…
-Muerte, thanatos-no vida. Idea casi obsesiva que le atormentaba y deseaba al mismo tiempo.
Temor al abandono, a estar existencialmente sola…
Hay un poema que lo escribió con 20 años, fue finalista en el concurso Federico García Lorca . Recuerdo el fin de semana que fui a pasarlo a su casa de Armilla, en su dormitorio había una placa donde figuraba su nombre y apellidos…Finalista…Premio…Le pregunté. Me cuenta que había ido a las fiestas de Fuente Vaquero, estando allí los amigos le comentan que quedan dos horas para finalizar el plazo…cogió una servilleta de papel y escribió lo siguiente: “Anonadación”
Anonadación/ Inexistencia./ Muerte, muerte en vida./
Pasar, pasar silenciosamente,/ aisladamente, desconocida./
Deslizarse por la vía del tiempo./ Infinito, infinitamente./
Y ¿el sentido? ¿y…?./ Pasar, pasar silenciosamente,/
Y ¿el alma?¿y el corazón?. /Anonadación./ Inexistencia./ Muerte, muerte en vida./
Es un poema desgarrador, de gran carga de soledad y tristeza inmensos.
Sus grandes momentos de respiro los vivía cerca del mar, cuando volvía a su pueblo natal, Busquistar. En unas páginas de su diario nos dice: “…Quiero saborear la paz de estas montañas y descansar, aceptarme y quererme por mi esencia, por mi relación con el Universo. El sol todavía no ha salido. Una luz tenue envuelve la casa. Que paz en este lugar de la Alpujarra, en el que se oye apenas a lo lejos algún madrugador con sus cabras, el reloj de la iglesia dando las campanadas. Un reguero de agua va hacia los huertos. No quiero pensar. Solo saborear el aire, la fuerza del roble.
Sonia, la vecina nos ha traído un trozo de tarta de calabaza…
Corre el viento por mi cuerpo, por mi cintura me abraza…Hay un respiro en mi ser total con este viento de mi Alpujarra limpio y puro.
Agua serena de Sierra Nevada. Árboles frutales. Mi paz. Mi sosiego…”
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Evoco tantas tardes paseando por las calles de Armilla…tomar ese cafelito o cervecita en el bar “El Rana”, llevaba fotos de toda su familia como un rosario de aleluyas. Ser de gran inocencia, no en sentido mojigato, sino en transparencia humana.
Lo pasaba muy mal en “el mundo social”…no entendía los juegos-entresijos-complejidades de este mundo…esto es el “Gran Teatro” Lola, como dijo Calderón…y es que ella intuía que el mundo es un escenario. En unos escritos nos dice: “…creo que soy un actor, que he quedado fuera de la función. No tengo ningún papel que representar, solo soy una espectadora y no entiendo nada…”.
Un poema “Actúo” nos dice:
Actúo en el gran teatro/ titubeando, simulando/ que no soy
quién soy./ Giro y giro/ y no sé dónde está mi sitio./ Actúo
enmascarando mis miedos y complejos…/ y no sé qué papel
consigo./ El teatro es chico,/ pero para mí todo un mundo.
/Actúo pero no disimulo,/ por eso no soy atendida,/ quizás
por otros actores/ del gran teatro del mundo.
Insobornable hasta el final, fiel a sí misma…escribió:
Ni jaula de oro quiero,/ ni jaula de lata,/ si algo queréis darme/ que sea amor, cultura y arte. / No quiero jaula de oro ni de lata. / Libertad, libertad es mi palabra. / Si algo queréis darme / dadme Espíritu y no Carne.
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Quiero compartir con vosotros un email enviado por mi querido amigo Fernando Jiménez Hernández –Pinzón,(sobrino-nieto de nuestro Premio Nobel Juan Ramón Jimenez. Miembro de la Real Academia de Córdoba), le he pedido si puedo leer lo que el ha sentido y amablemente lo comparto con vosotros: “ Los poemas de Celia han llegado a conmoverme, en algunos hasta empañarme los ojos. Mientras los leo busco su imagen en la portada, con esa sonrisa encantadora y limpia…Me han hecho recordar un pasaje de la biografía de Neruda, donde cuenta que Miguel Hernandez, el pastor poeta, solía apoyar su cabeza sobre el vientre lanudo de las ovejas, y escuchaba el ruido de la leche al llegar hasta la ubre…¿ No son algo así los versos de Celia?, como un murmullo cálido, espontáneo, natural, blanco, alimenticio, que en Celia muchas veces se revuelve y agria,…es verdad: fue así su verdad, por tantos padeceres de su cuerpo. Pero su mente seguía sonando blanca, sana, cálida, vital…Esa etiqueta patológica quizás fuera debida a intoxicaciones ocasionales, que ni la alineaban ni le hacían perder su lucidez. Esa lucidez desde la que se expresan los poetas, solo comparable al lenguaje con el que hablan “los árboles con las nubes, las estrellas con los pájaros, y las rosas con el corazón”.
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Celia estos versos los escribí pensando en ti:
“Te sigo y persigo/ El rayo que alumbraste sin saberlo./ Trono fuiste de mundos deshabitados./ El cielo era tu lengua de fuego y poema, tu paso lento, diminuta joya./Abrazada a la maternidad ¡herencia sin heredad!,/¡madre eres! de mi orfandad sin ti./Perla por siempre, epifanía luminosa,/la libertad tu sello y tu cárcel, construida de soledades, paseos, pucheros y rezos./Noche de arena dulce, ¡árbol coronada de abrazos y manos!, /y vientres e hijos, que no pariste pero tuyos son/como la aurora al despertar.

Cuídanos desde el planeta más hermoso porque ya dijo el poeta de Moguer: “…y si hay un infierno y te vas a él, ¿Qué te importa, pues cuando tu entres has de convertirlo en paraíso?

Lola Caballero López

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Apareces en las tardes de luz

Apareces en las tardes de luz,
filtrándote en mi alma de sombras,
rebosando cada atardecer
peces melancólicos,
y surges cada día y cada segundo
como un dragón extraño
de mil formas,
abrazando mi vida como un océano
sin fondo.
Y te muestras en ni camino
sin llamarte
y sin saberlo
como una distancia cercana
y como un paraíso de besos.
Y… después ¡casi sin tocarte!,
te desvaneces como nube de polvo dorado
te alejas como viento de otoño,
y me abrazas y me miras diciéndome
adiós.

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